Hipocresía política en Cataluña: Junts traiciona sus propios principios

BOUBEKRI MOHAMMED YASSER
En el reciente debate sobre el uso del velo islámico en el espacio público, la política catalana ha vuelto a demostrar su falta de coherencia, de valentía y, sobre todo, de respeto hacia sus propios votantes. Mientras Aliança Catalana, partido independentista de extrema derecha, ha presentado una moción buscando prohibir el velo en toda la vía pública, una proposición radical y liberticida, el partido Junts per Catalunya ha optado por el doble juego: rechazar formalmente la moción de Alianza en el Parlamento, pero adoptar al mismo tiempo un discurso cada vez más cercano al populismo islamófobo.
Junts, que se define como progresista y europeísta, ha cedido ante la presión de ciertos sectores locales y de sus propios alcaldes, que, por puro cálculo electoral, exigen medidas más duras contra las expresiones religiosas visibles en el espacio público. Esta postura oportunista no solo va en contra del marco legal que, recordémoslo, establece que los ayuntamientos no tienen competencias para restringir derechos fundamentales, sino también de los valores democráticos que supuestamente defiende el partido.
Peor aún, Junts ha ignorado las voces de muchos de sus propios militantes, preocupados por el giro conservador del partido y por el riesgo de mimetizarse con la retórica de formaciones como el Partido Popular o incluso Vox. La dirección de Junts ha preferido jugar a dos bandas: tranquilizar a su base más radicalizada mientras intenta no perder el rostro ante los electores moderados. Resultado: un discurso tibio, incoherente y profundamente decepcionante.
Aliança Catalana, por su parte, se alimenta de esta ambigüedad. Cada paso atrás de Junts es interpretado como una victoria ideológica por los ultras que no buscan soluciones reales, sino chivos expiatorios y confrontación. Su moción en el Parlamento era un acto simbólico, sí, pero con una intención clara: polarizar, dividir y forzar al resto del arco político a posicionarse en un terreno emocional y no racional.
La falta de liderazgo de Junts en este asunto es preocupante. En lugar de defender con claridad los principios de libertad religiosa, igualdad y respeto mutuo, todos ellos pilares de cualquier sociedad plural, el partido ha preferido no incomodar a nadie… y ha terminado por decepcionar a todos. Ni los que reclaman firmeza están satisfechos, ni los que esperaban altura democrática y respeto por los derechos fundamentales se sienten representados.