El Salvador consolida su apoyo a la integridad territorial de Marruecos
Durante una visita oficial a Ecuador, en el marco de la ceremonia de posesión de mando del nuevo presidente de Ecuador, el vicepresidente de El Salvador, otro país latinoamericano importante, Félix Ulloa, reafirmó el respaldo firme de su país a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara.
En una reunión mantenida con el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, Ulloa anunció la próxima apertura de un consulado salvadoreño en Laâyoune, símbolo claro del apoyo salvadoreño a la integridad territorial del Reino.
Este gesto diplomático se enmarca en una relación bilateral que ha cobrado fuerza desde 2019. En efecto, desde esa fecha, El Salvador ha profundizado su cooperación con Marruecos, culminando con la apertura de su embajada en Rabat en 2022. En diversas ocasiones, altos funcionarios salvadoreños han manifestado su respaldo inequívoco a la soberanía marroquí, incluyendo el Sáhara, considerándolo una parte indivisible del territorio nacional.
Por otro lado, la participación de Bourita en la ceremonia de investidura del presidente ecuatoriano Daniel Noboa fue también una oportunidad para consolidar la posición de Marruecos en América Latina. Representando al rey Mohammed VI, Bourita fue recibido por el nuevo presidente y mantuvo reuniones estratégicas con la ministra de Asuntos Exteriores de Ecuador, Gabriela Sommerfeld.
Ambos países acordaron una hoja de ruta común basada en el fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur en áreas clave como la agricultura, la educación y la economía.
Cabe destacar la histórica decisión del gobierno ecuatoriano, tomada en octubre de 2024, de cortar toda relación con la entidad separatista, abriendo así una nueva etapa en las relaciones entre Rabat y Quito.
En este contexto, Ecuador anunció la apertura inminente de su primera embajada en el Magreb, concretamente en Rabat, consolidando su alineamiento con la posición marroquí sobre el Sáhara.
Esta serie de iniciativas diplomáticas subraya la creciente legitimidad de la causa marroquí en la escena internacional y refleja el reconocimiento, por parte de socios estratégicos, del papel estabilizador de Marruecos en la región.
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