7 de diciembre de 2025

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Élite Taxi se queda sola: una estrategia de confrontación que ahonda la fractura del sector

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BOUBEKRI MOHAMMED YASSER

La publicación del último comunicado de Élite Taxi, fechado el 7 de diciembre de 2025, confirma un hecho que muchos en el sector llevan meses advirtiendo: la organización se está quedando sola. Aislada. Encerrada en su propio discurso. Y, sobre todo, desconectada de una parte creciente del colectivo que ya no se identifica con sus métodos ni con sus amenazas.

En su comunicado, Élite Taxi arremete contra cualquier entidad que no secunde la huelga del 9 de diciembre, calificando de “esquirol” a quien no comparta su línea. Un término cargado de violencia simbólica que, lejos de sumar, profundiza en la fractura interna.

El sector del taxi siempre ha sido plural, político, social y territorialmente diverso. Pretender reducirlo a un único discurso confrontativo es ignorar esa realidad y, peor aún, cuestionar la legitimidad de quienes también defienden al taxi desde otras estrategias: el diálogo institucional, la negociación directa, el trabajo técnico o las propuestas legislativas que sí pueden prosperar.

Lo más significativo del comunicado no es el contenido, sino el contexto: cada vez más asociaciones, plataformas y representantes sindicales se desmarcan de Élite Taxi. No porque estén en contra de la defensa del taxi —todos lo están—, sino porque ya no están dispuestos a seguir una dinámica basada en la presión interna, el señalamiento público y el chantaje moral como forma de acción sindical.

Mientras el resto del sector busca unidad desde la pluralidad, Élite Taxi exige unidad desde la obediencia. Y esa línea roja, para muchos, ya no es aceptable.

El comunicado insiste en que no secundar la huelga supone “dar ventaja a los enemigos del taxi”. Pero la política no funciona así. En el Parlament, los grupos parlamentarios no se dejan influenciar por comunicados inflamados, sino por propuestas sólidas, informes jurídicos, estudios de impacto y capacidad de interlocución.

Paradójicamente, Élite Taxi denuncia la falta de despliegue policial, la reincidencia de las VTC o la necesidad de revocar autorizaciones… temas que llevan años sobre la mesa y que requieren un trabajo legal, técnico y político que no se resuelve con presiones públicas dirigidas contra el propio sector.

La insistencia de Élite Taxi en acusar de traición a quienes no siguen sus consignas no solo es injusta: es una prueba evidente de su propio aislamiento. Cuando una organización debe recordar constantemente que representa al conjunto del sector, normalmente significa que ya no lo representa.

Hoy, Élite Taxi no habla desde la fuerza. Habla desde la soledad.

Para los actores políticos y sindicales que observan este conflicto, el comunicado de Élite Taxi revela varios elementos clave:

  1. Crisis de representatividad

El sector del taxi en Catalunya ya no tiene un único actor dominante. La representatividad se dispersa, se profesionaliza y se diversifica. Élite Taxi insiste en un liderazgo unilateral, pero el ecosistema actual exige cooperación y pluralidad.

  1. Riesgo de desgaste institucional

Las formaciones políticas —especialmente las que trabajan la regulación de la movilidad y el transporte público— observan con preocupación la escalada verbal. La crispación interna debilita al sector en los espacios donde realmente se decide la normativa.

  1. El sindicalismo de presión ya no funciona

El sindicalismo moderno, especialmente en sectores regulados, se basa en datos, negociación técnica y capacidad de influencia institucional. La estrategia del miedo o del señalamiento público no solo es improductiva: políticamente penaliza.

  1. La soledad estratégica de Élite Taxi

Mientras otros actores se articulan en mesas de diálogo, reuniones parlamentarias y alianzas sectoriales, Élite Taxi opta por una estrategia de confrontación que reduce su credibilidad ante los decisores públicos.

El taxi de Catalunya vive un momento crucial. Hay debates abiertos, retos regulatorios y amenazas reales por parte de grandes plataformas. Pero la respuesta no puede ser destruir puentes dentro del propio sector ni dividir a los taxistas entre “leales” y “traidores”.

Hoy, quienes trabajan con seriedad, constancia y responsabilidad no están solos.
Quien realmente se ha quedado sola —por decisión propia— es Élite Taxi.