Un nuevo capítulo en las relaciones marroquí-sirias tras más de una década de ruptura diplomática

BOUBEKRI MOHAMMED YASSER
Marruecos anuncia la reapertura de su embajada en Damasco, cerrada desde 2012, marcando así un nuevo impulso en las relaciones entre los dos países hermanos.
Durante su discurso en la 34ª Cumbre de la Liga de Estados Árabes, celebrada el sábado en Bagdad, Su Majestad el Rey Mohammed VI —representado por su ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en el Extranjero, Nasser Bourita— reafirmó la postura constante del Reino hacia Siria. El monarca subrayó el apoyo de Marruecos al pueblo sirio en su búsqueda de libertad, seguridad y estabilidad, así como su compromiso con la soberanía nacional y la integridad territorial de Siria.
“En aplicación de esta posición hacia nuestros hermanos sirios y como muestra de apoyo a este proceso prometedor, el Reino de Marruecos ha decidido reabrir su embajada en Damasco, cerrada en 2012”, declaró el Soberano. Este paso, añadió, “permitirá abrir perspectivas más amplias en las relaciones históricas entre nuestros dos países y nuestros dos pueblos”.
En respuesta, el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Assaad Al-Chaibani, expresó su agradecimiento por esta decisión histórica. Durante una rueda de prensa tras reunirse con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, calificó de “muy buenas” las relaciones actuales entre Marruecos y Siria. Además, destacó el interés de su país en fortalecer los vínculos económicos y las inversiones con el Reino dentro del mundo árabe.
Las relaciones entre Marruecos y Siria se remontan a décadas de cooperación diplomática, cultural y económica, aunque han atravesado varias fases de tensión, especialmente a raíz del conflicto sirio iniciado en 2011. En aquel año, una revuelta popular desembocó en una guerra civil devastadora que provocó cientos de miles de muertos y millones de desplazados, sumiendo al país en una larga crisis política y humanitaria.
La decisión de Rabat de reabrir su representación diplomática en Damasco se inscribe dentro de una dinámica regional de normalización con Siria, que vuelve paulatinamente a ocupar su lugar en el seno del mundo árabe tras años de aislamiento.
Este nuevo acercamiento entre Rabat y Damasco ofrece la promesa de un futuro de cooperación renovada en beneficio de ambos pueblos y de la estabilidad regional.