Apagón: El silencio ingrato de la clase política española ante la solidaridad marroquí

BOUBEKRI MOHAMMED YASSER
Marruecos movilizó este lunes por la tarde hasta el 38% de su capacidad de producción para ayudar a España, víctima de un apagón generalizado.
La ONEE ha conectado su red a España a través de las dos líneas de interconexión existentes en el Estrecho de Gibraltar, tras una petición de Red Eléctrica Española (REE).
El sistema de interconexión entre ambos lados del Estrecho tiene una capacidad operativa de 1.400 megavatios. Inmediatamente después del apagón, Marruecos, que anteriormente importaba 778 megavatios, puso a disposición del operador español un total de 519 megavatios.
Este gesto de solidaridad de parte de Marruecos permitió evitar el colapso total de la red en algunas áreas críticas del sur de España.
A pesar de la importancia de esta contribución marroquí, solo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, expresó públicamente su agradecimiento al Reino de Marruecos. En un mensaje contundente, destacó la ayuda prestada por el vecino del sur, subrayando la relevancia de las relaciones de buena vecindad y la cooperación regional. Este reconocimiento oficial contrasta con el silencio mantenido por el resto de los dirigentes políticos del país.
Ningún otro líder de partido, ya sea del gobierno o de la oposición, ha hecho mención pública a la intervención marroquí. Este silencio, que para muchos puede interpretarse como una falta de cortesía diplomática, plantea interrogantes sobre el nivel de consideración que se otorga a un país que ha demostrado reiteradamente su voluntad de colaborar en momentos difíciles. Más allá de una cuestión protocolaria, se trata de una oportunidad perdida para mostrar grandeza política, madurez institucional y visión estratégica.
Agradecer públicamente un acto de solidaridad no solo fortalece los vínculos bilaterales, sino que también envía un mensaje claro de respeto mutuo y reconocimiento internacional. En tiempos donde la cooperación entre naciones vecinas se vuelve indispensable, gestos como este deberían celebrarse y no pasar desapercibidos.
Conviene recordar, además, que no es la primera vez que Marruecos acude en ayuda de España en momentos críticos. Tras las graves inundaciones que afectaron la región de Valencia el año pasado, el Reino movilizó con rapidez decenas de camiones y trabajadores especializados para ayudar a contener los daños, especialmente en las infraestructuras del agua y del saneamiento. Aquella intervención fue vital para acelerar la normalización de la situación y evitar una crisis sanitaria en varias zonas afectadas. Sin embargo, al igual que ocurre hoy, aquel gesto fue recibido con un reconocimiento político limitado, a pesar de su impacto tangible sobre el terreno.