Las maniobras dudosas de Argelia en la Unión Africana

En un giro que ha despertado fuertes críticas, Argelia parece haber retomado una política basada en las «maletas» y la compra de votos para influir en procesos diplomáticos clave dentro de la Unión Africana (UA). Desde la llegada del presidente argelino a Adís Abeba, se han reportado incidentes en los que maletas llenas de efectivo circulan por los pasillos de hoteles de la capital etíope, con el objetivo de desviar un escrutinio que, en teoría, debería ser un ejercicio transparente y legítimo.
Este comportamiento se intensificó tras el fracaso de Argelia en asegurar un puesto en el Consejo de Paz y Seguridad de la UA. Temiendo otra desilusión, el país desplegó un ejército de intermediarios políticos, cuya única misión es «convencer» a delegados mediante argumentos sonantes —es decir, dinero— en lugar de propuestas basadas en méritos o cooperación.
Lejos de promover alianzas equitativas o la colaboración interafricana, Argelia insiste en una lógica de chantaje y transacciones opacas. Esta actitud no solo socava la credibilidad de la UA, sino que arrastra hacia el abismo a una organización que, durante años, fue instrumentalizada por el país para servir a sus ambiciones hegemónicas.
Peor aún, estas maniobras ponen en riesgo un proceso electoral fundamental para la reforma estructural de la UA. Al priorizar intereses particulares sobre el bien colectivo, Argelia no solo deslegitima el voto, sino que debilita los cimientos de una institución clave para el futuro del continente.
Urge que la Unión Africana refuerce sus mecanismos de transparencia y enfrente estas prácticas, antes de que la corrupción y el cortoplacismo destruyan su capacidad para actuar como garante de la estabilidad y el progreso en África.