28 de abril de 2024

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El Rey de Marruecos insista frente a los Parlamentarios en la sacralidad de la familia en la sociedad.

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BOUBEKRI MOHAMMED YASSER

En su discurso de apertura de la nueva sesión del Parlamento, este viernes 13 de octubre, el Soberano marroquí, Mohammed VI, insistió en la necesidad de seguir proporcionando ayuda a las poblaciones víctimas del terremoto del 8 de septiembre en El Haouz y acelerar la ejecución de las programa de reconstrucción y mejora de las localidades afectadas.

Este discurso, pronunciado en presencia del Presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, y de la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, fue una oportunidad para que el Rey de Marruecos reiterara el deseo de reconstruir todas las regiones que han sufrido fueron duramente afectados por este desastre natural.

Además de casas y edificios, el Rey también insistió en “la necesidad de seguir brindando ayuda y asistencia a las familias afectadas”. Dirigiéndose a los marroquíes, el Soberano subrayó el espíritu de solidaridad y de unidad del pueblo marroquí.

Expresó su orgullo al comprobar la sinceridad y la espontaneidad con la que todos los marroquíes, aquí y en otros lugares, así como los actores de la sociedad civil, han manifestado de mil maneras el espíritu de ayuda mutua y de solidaridad que los anima al lugar de sus compatriotas afectados.

Además, el Soberano subrayó que siempre había “interesado en proteger a la familia, lanzando grandes proyectos y grandes reformas en su favor”, citando en particular el proyecto de generalización de la protección social.

El Rey Mohammed VI subrayó que “siendo la familia la unidad básica de la sociedad según los términos de la Constitución”, siempre ha velado por que se creen condiciones favorables para reforzar su cohesión.

Entre los valores unificadores de la sociedad marroquí, citó los valores religiosos y espirituales que la institución de la Comandancia de los Creyentes preserva al adoptar los preceptos del rito sunita Maliki. Este modelo permitió la coexistencia pacífica de religiones y culturas, particularmente entre musulmanes y judíos.