13 de diciembre de 2024

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PEPE EL BOLLO

Autora: Remedios Delosángeles Climent

Era un día siete de diciembre de 1933, se podría decir que el pueblo de Campello ya sembraba los campos de hambre y cebolla intuyendo lo que se avecinaba. Los hombres de la mar seguían luchando contra las inclemencias y la vida diaria de las mujeres se dibujaba sobre la escasa arena de las playas sin fin, entre lutos y miseria.

Sin embargo, los vecinos también se aferraban a las pequeñas distracciones; actos que se celebraban en el cine Marina, propiedad de Juan Baeza, especialmente cuando el acto era gratuito. La Banda el Avance, y la orquesta de guitarras y bandurrias, dirigida por Bautista Mut, preparaba el concierto de Navidad y Reyes conjuntamente. A veces dejaban entrar a algunas madres, que lo desearan a los ensayos. Pero en uno concreto Dolores Lloret Esteve no pudo acudir a escuchar cantar a sus hijas Filomena y Fina, que lo hacían de maravilla. No era cuestión de dejar al resto de sus hijos Frasquito, Dolores, Juan, Paca y Julio al cuidado de nadie o cuidándose ellos mismos. Dolores se había puesto de parto de su octavo hijo.

Existe un dicho que dice: los niños nacen con un pan debajo del brazo. A veces suelen ser acertados, aunque en un ambiente de hambre, chinches y piojos ya se puede nacer con los pinceles de Francisco de Goya debajo del brazo. En Campello había muchos pozos que socavar, sendas de hilar esparto; hombrecitos de ocho o diez años para enseñarlos a marinarse y ganados cabríos que necesitaban Pastor. Ese era el pan que tenían que aportar a casa y nunca fue un regalo para los niños. Las hembritas aprendían a coser y bordar y con suerte acudían al colegio donde impartían clases básicas.

José Armengol Lloret (PEPE EL BOLLO) nació en EL Campello el 7 de diciembre de 1933, siendo alcalde D. Antonio Baeza Santamaria. Hijo de Francisco Armengol, natural de Busot, quien a los 15 años llegó a este pueblecito de tierra y mar para pastorear el ganado de cabras del “Tío Paya”. Eran tiempos en los cuales los hombres de la mar estaban moralmente hundidos; defraudados por el injusto rechazo y las fraudulentas promesas políticas que se estilaban en aquellos tiempos. El puerto pesquero, tan necesario, solo interesaba a los campelleros.  Estudio y proyecto fueron una vez mas rechazados. Advino luego la dictadura y “mi gozo en un pozo”. Según recoge en el periódico de la época: EL LUCHADOR Diario Republicano día 3 de febrero de 1933, “Este pueblo no tiene padrinos como otros de nuestra costa. Aunque una luz si pareció brillar con las noticias de la remisión de proyecto y presupuesto de las obras de la carretera Alicante -Campello por la costa, que sin duda aportaría trabajo al pueblo.

Desde niño nuestro querido amigo “Pepe el bollo” se pateaba el apeadero del Convent; Los trenes menores iban y venían dejando al viajero en la estación mayor de la ciudad, donde otros más veloces facilitaban sueños. Esos sueños que, de realizarlos pueden hacer volar al individuó que los proyecta.

Pepe se dedicó, mientras tanto, a trabajar en lo que pudo y la escuela no tenía cabida pues había que ayudar a su madre viuda, al igual que sus hermanos varones, mayores que él. Ese hándicap lo ha arrastrado toda la vida, aunque a día de hoy su propio esfuerzo le aporta la satisfacción de defenderse en esta materia.

Cumplidos sus 87 años “Pepe el Bollo” disfruta del reposo del guerrero junto a su compañera de vida Bianca, en su pequeño paraíso, construido por ellos mismos en el entorno donde en tiempos tuvo la familia el corral de cabras, en la Partida de Xixi. Un hogar que no necesita de lujos pues la vegetación que los rodea, las vistas de todas las playas, desde Cabo la Huerta hasta la Torre de Reixes es impresionante. Allí en su refugio, también anidan pájaros y algunas otras aves que dejaron de ser migratorias y se afincaron sobre las ramas de los árboles de su huerto. La guitarra y la voz melódica de nuestro querido vecino merecen ser acompañadas de estos angelicales coros. Los atardeceres templados en su porche frente al mar, el vergel del entorno, son dignos de escribir una novela sobre el personaje. Vaya pues el adelanto de esta aportación biográfica.

Pepe es hombre sentimental, de lagrima que escapa fácilmente, a pesar de la dureza de la vida que le toco vivir.  Crecer sin saber leer ni escribir lo limitó a pesar de las oportunidades que tuvo para triunfar con su voz. Se libró del servicio militar por ser hijo de viuda. Con 12 años su primer trabajo fue de pastor para Manolo “Torsua”y su esposa María Rafaela. El Matrimonio tenía corral y casa, junto a un conocido “trencador de amelda,”en la hoy calle Rafael Altamira. Pepito era el encargado de limpiar el corral y pastorear el ganado de 120 cabras. Su recorrido – según recuerda – Barranquet de Marco, Morro Benet – Ramellat. A los 14 años paso a trabajar para la señora Trini “ El Palaciet”y su esposo Damián. Una hermosa y fértil finca de almendros, algarrobos, naranjos y siembras de trigo y cebada. Ya veinteañero se enroló en el pesquero Domenech de Varó Rafelito Perilloso ) donde permaneció tres años. Su guitarra, que olía a siembras y pastoreo, se marinó por el mar Atlántico, que abraza el Archipiélago Canario y hace guiños a las costas de África que tan bien conocen los viejos lobos de mar de nuestro litoral. También se sumaron mareas y singladuras en embarcaciones de Tomas La Peña y hnos Ivorra.

Gallo Verde, Bar Antonio, Casa Campello. Bar Pepe Casinero, La Cova… fueron lugares de escape en una época donde las chicas del pueblo seguían bordando su ajuar y los chicos   – más libres – comenzaban a frecuentar a las guiris, venidas de varios países en busca de nuestro Sol.

 Esta etapa la recuerda Pepe con una mezcla de nostalgia, felicidad y dolor; una época donde sumado a sus muchos hermanos de sangre le acompañaba otro hermano del alma: Emilio Llédo. Con él aprendio a tocar la guitarra y, según afirma, podía matar el hambre, pues por la puerta de atrás de la tienda familiar de Emilio, también conocida por el pino, su amigo, disimuladamente preparaba mas de un bocadillo con salazones, rebañados de aceite de oliva. Emilio era un privilegiado pues, a parte de no faltarle la comida, su tía “Maria Lleó”, le daba clases de solfeo y piano, amén de las clases con Batiste Mut, que él a su vez, enseñaba a su amigo el Bollo.

Fueron varios los amigos que se dedicaban a ensayar intentando formar Banda musical: Juanito el Mut, Francisco y Miguel Mas.

Dice haber tenido más de un tropiezo en la vida, ¿pero… qué es la vida de los seres humanos sin tropiezos? Para mal o para bien, a algunos les toca estudiar en la Universidad de la vida; un campus sin rectores que examinen…” Yo soy yo y mis circunstancias”.

La vida lo ha acompañado siempre de una voz que fluye (a día de hoy) sin esfuerzo aparente, con matices que semejan las cuatro voces básicas de un gran Tenor. Su compañera Bianca lo apoyó siempre, a través de sus muchas amistades de la farándula, entre ellos varios empresarios interesados por la voz del campellero – pastor. Bianca de familia de posibles, se dedicaba a su pasión por la Danza, actuando en el Casino de Paris y en Turkia, entre otros muchos teatros del mundo. Ella y el manager de Luis Mariano intentaron que este lo reemplazara, en su anunciada retirada, pero una vez más al pastor lo limitaba su nula preparación académica. Así que durante un tiempo se dedicó a amenizar actos organizados por la Cámara de Comercio de Toulouse, en Francia.

 La historia comenzó al conocer a una familia Judía que veraneaba en el Camping Costa Blanca de Campello, donde solía amenizar veladas con su amigo Emilio. Lo contrataron de jardinero para su villa en Niza. De ahí sus andanzas en el País de “La Liberté Égalité Fraternité“.

Según recuerda Pepe, su hermana Filomena tuvo que reposar una larga enfermedad. El en sus ratos libres se sentaba a pie de cama y la entretenía con su guitarra.  La jovencita se sabía las letras de todas las canciones ya que, aparte de cantar en la iglesia bajo la dirección de María Lleó participaba en todos los actos festivos, junto a sus hermanas. Con ella aprendió a memorizar las letras de las canciones.

A día de hoy Pepe aun le llora a una vida que se le escapo y nunca pudo desterrar de su corazón …. Nunca quiso desterrarlo, al contrario. Porque él pertenece a la casta de hombres sembrados, también libres, y precisamente esta segunda palabra no la encaja todo el mundo. 

Nota de autora: Pepe el Bollo, que bien podría haberse llamado JOSÉ ARMENGOL, con mayúsculas, en todos los foros artísticos de Europa y tal vez más allá, eligió su retiro campellero acompañado de sus hermanos y amigos verdaderos (la mayoría de su época ya no están), su compañera Bianca, amigos y admiradores que aun estamos y un sentimiento que le acompañará siempre… algo que le quedó en el camino.