Discurso del Trono: Marruecos refuerza su liderazgo diplomático y reitera su compromiso con el desarrollo social y territorial

En su discurso con motivo de la Fiesta del Trono, Su Majestad el Rey Mohammed VI reafirmó la visión diplomática del Reino basada en el respeto, la cooperación regional y el fortalecimiento de sus partenariatos estratégicos.
Uno de los aspectos más destacados del discurso fue la referencia al creciente respaldo internacional al Plan de Autonomía para el Sáhara, presentado por Marruecos en 2007. El Soberano expresó su satisfacción ante el apoyo firme del Reino Unido y Portugal, que se suman a una lista creciente de países que consideran esta propuesta como la única solución seria, creíble y realista para resolver el conflicto del Sáhara.
El Rey también se mostró orgulloso del consenso internacional que se ha formado alrededor de la posición marroquí, fruto de una diplomacia coherente, responsable y activa. Subrayó que estas posturas consolidadas por naciones amigas refuerzan la legitimidad de Marruecos en la defensa de su intégrité territoriale.
*Apertura hacia Argelia y Magreb*
Fiel a su política de buena vecindad, Mohammed VI reiteró su mano tendida al pueblo argelino, insistiendo en que el diálogo franco, sincero y responsable con Argelia es fundamental para superar la situación actual.
“El pueblo argelino es un pueblo hermano”, afirmó, recordando los lazos históricos, lingüísticos y religiosos que unen a ambas naciones.
Asimismo, reafirmó su compromiso con la construcción de la Unión del Magreb Árabe, convencido de que esta iniciativa no podrá concretarse sin la implicación conjunta de Marruecos y Argelia, junto a los demás Estados magrebíes.
*Política interior: desarrollo territorial y justicia social*
En el plano interno, el Soberano insistió en que el progreso económico e infraestructural solo tiene sentido si mejora efectivamente las condiciones de vida de todos los ciudadanos, sin excepción ni exclusión territorial.
Llamó a pasar de modelos clásicos de desarrollo a una nueva generación de programas territoriales integrados, centrados en:
– La creación de empleo a nivel local,
– El acceso equitativo a la educación y la salud,8
– Una gestión sostenible del agua ante el cambio climático,
– Y la puesta en marcha de proyectos estructurantes en todo el país.
También se refirió a la necesidad de reformar el Código Electoral antes del fin de año, en previsión de las elecciones legislativas de 2026, reiterando su compromiso con el pluralismo y la participación democrática.
*Economía: estabilidad y modernización*
Pese a los desafíos globales y las sequías recurrentes, Marruecos ha mantenido un ritmo de crecimiento económico regular, acompañado de una diversificación de sus sectores estratégicos.
El Reino vive un auge industrial notable, con exportaciones que se han duplicado desde 2014 en sectores como automoción, aeronáutica, energías renovables, agroindustria y turismo.
El Rey destacó la interconexión del país con más de 3.000 millones de consumidores gracias a sus acuerdos de libre comercio, así como las grandes obras de infraestructura, como la extensión de la línea de alta velocidad Kénitra-Marrakech y los proyectos para reforzar la seguridad hídrica y energética.
*Desarrollo humano y cohesión social*
El discurso también puso en valor los logros en materia de desarrollo humano. El índice de pobreza multidimensional ha disminuido significativamente, pasando del 11,9 % en 2014 al 6,8 % en 2024. Además, Marruecos ha superado este año el umbral del Índice de Desarrollo Humano (IDH) que lo clasifica ahora entre los países de desarrollo humano elevado.
Sin embargo, el Rey lamentó que persistan focos de pobreza en zonas rurales y reiteró que “no hay lugar para un Marruecos a dos velocidades”.
Cabe recordar que con motivo de la Fiesta del Trono, Su Majestad el Rey Mohammed VI ha concedido, de manera excepcional, Su Gracia Real a 17.258 personas condenadas, además de 2.415 beneficiarios ordinarios.
Esta medida histórica, sin precedentes en la historia moderna del Reino, refleja la clemencia y la magnanimidad reales hacia los detenidos y sus familias. Más allá de su dimensión jurídica, esta gracia se distingue por su profunda carga simbólica y su carácter humanitario, orientado a aliviar la sobrepoblación carcelaria, mejorar las condiciones de vida en los centros penitenciarios y favorecer la reinserción social de los reclusos, especialmente aquellos en situación de vulnerabilidad, como los ancianos o los enfermos.