27 de septiembre de 2025

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La realidad sobre el ajuste temporal en las aduanas de Ceuta y Melilla

BOUBEKRI MOHAMMED YASSER

En los últimos días, ciertos sectores políticos y mediáticos de extrema derecha española han intentado explotar el ajuste temporal en las aduanas de Ceuta y Melilla para alimentar un discurso hostil contra Marruecos. Estas narrativas, cargadas de xenofobia y oportunismo, ignoran la realidad de una cooperación bilateral sólida y en constante evolución. 

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha sido claro al desmentir las especulaciones: la reducción del flujo de mercancías responde a un acuerdo logístico para priorizar la Operación Paso del Estrecho, que facilita el retorno de millones de marroquíes residentes en Europa.

Resulta preocupante que algunos partidos, especialmente de la derecha radical, instrumentalicen cada gesto técnico para sembrar discordia. Marruecos no es un adversario, sino un socio estratégico en áreas clave como la seguridad, la migración y el comercio. Desde el respaldo español al plan de autonomía para el Sáhara en 2022, las relaciones han alcanzado niveles sin precedentes, beneficiando a ambas orillas del Mediterráneo.

Además, la retórica xenófoba que vincula inmigración con criminalidad —promovida por formaciones como Vox— no solo es falsa, sino peligrosa. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha denunciado cómo estos discursos incitan al odio y a la violencia, como se vio en los recientes disturbios en Murcia. Las estadísticas oficiales desmienten categóricamente esa asociación, pero el daño social ya está hecho.

Marruecos merece reconocimiento por su papel estabilizador en la región y su compromiso con la cooperación. En lugar de alimentar polémicas estériles, España debería reforzar este vínculo, basado en el respeto mutuo y los intereses compartidos. La xenofobia no es solo injusta, es un obstáculo para el progreso.