7 de diciembre de 2024

HorraPress

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‘Alabí, alabá, alabín bom-bá’: suena a árabe, y lo es

Federico Corriente dedica su discurso de ingreso a la RAE a los vulgarismos y expresiones de juegos infantiles introducidos como arabismos en el castellano

‘Alabí, alabá, alabín, bom-bá’, ‘Ra, ra, ra’, ‘alirón’. Cánticos deportivos (más bien viejunos, de tiempos de Pepe el Hincha, la verdad) que pueden sonar a árabe… inventado. Pero no. Se trata de expresiones populares, originarias del ámbito de los juegos infantiles, que efectivamente proceden del árabe. En concreto, del dialecto andalusí, la forma de habla popular de la que proceden el grueso de los arabismos de origen coloquial incrustados en las lenguas castellana y catalana, y a los que el arabista Federico Corriente (Granada, 1940) dedicó este pasado domingo buena parte de su discurso de ingreso a la Real Academia Española, ‘La investigación de los arabismos en registros normales, folkóricos y bajos’. Porque no todos los arabismos del castellano proceden de los campos en que los andalusís daban sopas con honda a sus vecinos del norte, como la álgebra, la química o la ingeniería agrícola, sino del habla popular que trasladaron los cristianos mozárabes («bilingües o arabófonos exclusivos», apunta Corriente) que emigraron al norte, o los moriscos que no fueron expulsados hasta el siglo XVII. Un giro en la interpretación de los arabismos hispánicos que inició «el mejor etimólogo de todos los tiempos», Joan Coromines, pero que ha costado aceptar: Corriente lamentaba este domingo que su propuesta de revisión de los arabismos del diccionario de la RAE fuera aceptada solo parcialmente (sí le hicieron caso, en cambio, los editores del ‘Maria Moliner’), quizá por lo arriesgado de algunas de sus hipótesis, procelosas cuando se alejan de los más seguros cultismos. Aunque ahora, desde el sillón que dejó vacante Ana María Matute, quizá le hagan más caso. Entre el repaso a los términos de nivel «bajo o ínfimo», destacan los relacionados con los juegos, las canciones infantiles o las nanas (transmitidas por nodrizas moriscas). Muchos de ellos convertidos en frases o dichos «actualmente ininteligibles o semánticamente absurdos». Titiritero. «Del andalusí ti-ríd tirí, literalmente, ¿quieres ver?». Ra, ra, ra. «Literalmente, ‘mira, mira, mira'». Alabí, alabá, alabin bom-bá. Alla’ibín áyya ba’ád alla’ib bón bád, ‘jugadores, venga ya, el juego va bien’. Que si quieres arroz, Catalina. A partir de la fórmula ritual en un segundo matrimonio de una mujer: Tiríd ‘ala rrús, aqtá’lina, ‘¿Quieres a este esposo ante todos? Acláranoslo’. Dar el agua. «La voz de alarma (andalusí aw’á, ‘¡cuidado!’, origen probable también de ‘¡agua va!’, aw’á ba’ád, ‘¡cuidado, pues!’, sin alusión directa, como se creía, a líquidos lanzados al arroyo desde las ventanas». Ángela María. «Del andalusí ingilá almaríyya, ‘desvelamiento de la novia’, es decir, ‘quedar la realidad a la vista'». Del ala. Alihála, propina. ‘Nana, nanita’. La fórmula con que empezaban las nanas, que por algo acabaron llamándose nanas. Del la fórmula árabe andalusí nám, nám, nám ínta, ‘duerme, duerme, duérmete tú». Matarile (rile-la). Andalusí, má tarí li, ‘¿que me ves?’. Alirón. Ali»lán, ‘anuncio público’. Ala alima alimón. Que no trataría ni de limas ni de limones. «Del árabe clásico, requerido por el registro oficial de los pregones, ala ‘alima al’alimun, ‘ea, sepan los que deben saber’, prólogo en esas canciones de un anuncio o pronóstico, tales como ‘que te vas a quedar soltera’ o ‘se rompió la fuente'». Jodo petaca. Hudju bitaqah, ‘tómalo, a la fuerza’. Entre otras muchas variantes (jo, jolín, batacazo) que el académico hace derivar de ese ‘toma’, como el «grito ritual de guerra del beduino que, al herir a su enemigo, le decía hudha ‘anni wa’ana fulanu bnu fulan, ‘toma esto de mi parte, que soy Fulano, hijo de Mengano’. De hecho, señala el académico, no son pocos los insultos realmente crudos en árabe que se han convertido en expresiones más blandas, sustitutivos aceptables de expresiones malsonantes en castellano. Es lo que tiene no conocer su origen o significado real. Rapapolvo. Rabah búlb, ‘ganarse una vulva’. Paja. Passás, apaciguar. Caramba. Hírr úmmak, abreviatura andalusí de un tremendo insulto árabe: ‘en la vulva de tu madre haya un pene’. Herre que herre. Igual que ‘arre’, términos que deberían proferir los arrieros moriscos a sus caballerías y que remiten directamente a los órganos sexuales femeninos. Cateto. De ‘catetorro’, qátí’ turúq, salteador de caminos. ¿Qué tiene que ver una trola, una droga y un andrajo? Corriente identificó en un artículo en 1993 toda una familia de voces que derivan de la peculiar pronuncia andalucí de la raíz árabe hat/dr (parloteo, cháchara). Todas ellas derivan en significados como «insignificante, inútil, falso, pretencioso, charlatán, etc».

Fuente El Periodico